
La COMUNICACIÓN INTUITIVA (C.I) es en sí misma bastante sanadora para los animales, quienes perciben este espacio como una oportunidad de compartir su sentir y saberse escuchados. Así como los humanos, los animales no-humanos también tienen centros energéticos o chakras, tienen cuerpos sutiles, están dotados de alma, y también han tenido vidas pasadas. En muchas circunstancias la SANACIÓN ENERGÉTICA (S.E) es una herramienta fundamental que complementa la C.I, ayudando a los animales a resolver o sanar la situación que estén viviendo de una manera más ligera y fluida.
Hoy les hablaré de cómo la SANACIÓN ENERGÉTICA (S.E) y la COMUNICACIÓN INTUITIVA (C.I) ayudaron a Chihiro en su proceso tras la llegada a casa y la cirugía que debió afrontar.
Después de dormir casi 24 horas seguidas, despertó con más energía, con apetito, contenta. Pero luego hacia la noche, empezó a tener una respiración fuerte, jadeaba, no se hallaba en la habitación, se sentía ansiosa y muy nerviosa. Intenté preguntarle qué necesitaba, pero no quería nada en específico, estaba teniendo un ataque de ansiedad.
Por fortuna esa noche nos acompañaba una gran amiga y sanadora, Ana Ortiz (@la_anatista). Así que entre Ana, Claudia (psicóloga y gran sanadora también, @claudiamercedeszea) y yo, nos sentamos en la habitación con Chihiro a hacerle SANACIÓN ENERGÉTICA. Durante una hora de trabajo logramos entre les tres y el apoyo de nuestros Guías Espirituales, liberarla de mucha energía densa que estaba cargando en su campo áurico y en sus cuerpos sutiles; se fortaleció la luz que habita en ella, activando Energía Divina y la chispa sagrada que ilumina su alma. Los Guías la rodearon de bendiciones y protecciones. En su cuarto chakra, había un dolor muy profundo, una herida que se sentía como una punzada que la atravesaba; para nuestros animales, a veces, el abandono es una herida muy difícil de sanar. Se activó ahí mucha luz y amor incondicional para embalsamar su herida, aunque sabíamos que iba a requerir de mucho más trabajo. A medida que avanzábamos, su energía al igual que la energía de la habitación se empezó a sentir cada vez más ligera y armoniosa. Al finalizar la sesión, Chihiro ya había caído profunda nuevamente.
Durante una semana sólo hubo mimos, caricias, buena comida, mucho descanso y salidas al sol. Finalizando la semana me senté a conversar con ella, quería saber cómo se sentía y si estaba lista para dar el siguiente paso: la revisión médica. Durante la conversación ella se mostró agradecida por todo el apoyo que le estábamos dando, era consciente de que habían muchas cosas aún por sanar, y que estaba trabajando en ello. Sabía que su herida debía ser revisada si quería sanar, y aunque me mostraba mucho miedo de cualquier intervención, sabía que era un paso que necesitaba dar. Al otro día la llevamos a la veterinaria, la doctora se mostró empática y amable. Chihiro estuvo muy nerviosa y fue muy poco lo que la pudo examinar; pero pudo determinar que la herida no era un tumor pegado al hueso y que se podía hacer una cirugía para curarla, y logramos sacarle una muestra de sangre para saber cómo estaba. A través de la C.I no necesariamente vamos a lograr que nuestros animales cambien drásticamente su actitud sobre una situación; podemos explicarles, mostrarles, negociar con ellos para que las circunstancias sean más favorables, y en algunos casos habrá cambios drásticos y en otros cambios sutiles, al final el libre albedrio de nuestros animales siempre tendrá un peso importante, y hay que aprender a escucharlo. Chihiro estuvo nerviosa, y tenía mucho miedo, sí, pero al mismo tiempo permitió ser medianamente examinada. Pudo haber actuado mucho más agresiva y violenta, pero no lo hizo. Hizo lo mejor que pudo, y la doctora también supo reconocer ese límite que ella le estaba mostrando y lo respetó.
Pasó otra semana de mimos y consentimientos. Los exámenes salieron perfectos y ya estaba fijada la fecha de la cirugía. El día antes de la cirugía pudimos bañarla por primera vez. Pensé que iba a ser más difícil, y aunque al principio se mostró un poco nerviosa, con Claudia le fuimos mostrando el agua tibia lentamente, hasta que se manifestó estar a gusto con la idea de ser bañada.
La cirugía salió bien, y aunque la úlcera sólo estaba pegada a la piel, el corte que debieron hacer fue bastante grande, pues llevaba ahí más de dos años. Al llegar a la casa estaba desorientada, nerviosa, ansiosa, jadeaba fuertemente, la anestesia la tenía muy mal. No se hallaba y definitivamente no soportaba tener el cuello isabelino puesto. En situaciones como estas, la C.I no es muy efectiva, porque los medicamentos como la anestesia, o los calmantes o relajantes muy fuertes no permiten tener una comunicación clara. La información puede ser confusa, nebulosa, o sencillamente no hay interlocutor con quien conversar. Lo más conveniente en estos casos es hacer SANACIÓN ENERGÉTICA. Dejamos el cuello isabelino a un lado, y empecé a acariciarle el pecho suavemente, mientras intencionaba la sanación. Mentalmente le recordaba lo que se sentía y lo que era que todo estuviera bien, que todo estaba en orden, que esto también iba a pasar, que era amada, que estaba bien, que estaba en un lugar seguro, y lo repetía una y otra vez. Poco a poco se fue calmando, hasta lograr sentarse, y finalmente dormir un poco. Esa noche dormimos ambes con ella, echades en el piso, cada une sosteniéndole una patica. Fue una noche larga, y por momentos volvía a despertar agitada y ansiosa.
Así como con la C.I, en la S.E es muy importante poder distinguir mi sentir del sentir del otro. Quien es empático puede sentir la ansiedad o la angustia del otro, pero cuando logro tomar distancia de esa sensación y encontrar mi centro, mi calma, y entender que no soy yo quien está ansiose sino ella, es ahí cuando puedo entrar a ayudar, desde mi calma, desde mi centro.
Fueron días difíciles y de muchísima paciencia, el cuello isabelino le producía mucha ansiedad y tuvimos que introducirlo lentamente. Nos rotábamos para dormir con ella y asegurarnos que estuviera bien. Diariamente debíamos hacerle curación en la cicatriz y se ponía muy nerviosa, para lo cual nuevamente hacía sanación energética sumado con caricias y le hablaba suavemente mientras Claudia limpiaba la cicatriz. Después de 10 días le quitaron los puntos, de una úlcera mal diagnosticada que llevaba cargando por más de dos años.
